LOS CORRALES DE NIQUÍA
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LOS CORRALES DE NIQUÍA
Subiendo al gran cerro quitasol encuentro,
un hermoso y prehispánico camino
construido con dunita, roca abundante
en el valle, con cálculo fabricado.
Sus piedras con competencia colocadas,
formando desagües que desvían el agua
que evitan la erosión al paso de los años.
Camino construido por nuestros ancestros,
los Niquías, para vigilar en la cima,
de este grandioso cerro piramidal
donde nace una enorme estrella fluvial
que riega abundantemente sus laderas
deslizándose sonriente por el valle,
y desde
allí dominar el horizonte;
vigilando y oteando claramente
las geoformas de la gran región y el valle
y en este lugar ofrendar a sus dioses
sus
oraciones, ofrendas y holocaustos.
Al encumbrarse por la empinada cuesta,
el recorrido se encuentra circundado
por una grandiosa y hermosa arboleda,
que en la mayor parte de su recorrido
procura sombra, protegiendo al nativo
del esplendoroso sol de la mañana;
al indio lo escolta el trinar de las aves
y el
arrullo constante de la quebrada
que trota, por la sima de la ladera,
la música alegre del agua que brota
entre las piedras, que procura refresco
en caceras, que en todo su recorrido
procuran calmar la sed del peregrino.
Conduce este misterioso y curioso camino
al enigmático santuario del sol, formado
por
pedruscos colocados en forma circular
y en el medio del círculo unas enormes piedras,
para los holocaustos a la divinidad,
enmarcados por inmensos árboles custodios:
que conducen al viajero del presente al pasado,
es un gran misterio que desborda los sentidos:
al observar escéptico, el monumento al sol;
centro religioso ceremonial de los Niquías,
altar consagrado y misterioso del pasado
y un enorme santuario ambiental en el
presente.
Un noble bosque sirve de entrada a los
corrales,
árboles gigantescos que danzan por los aires,
el suelo alfombrado con hermoso musgo verde
y gran cantidad de hojas secas de los árboles,
que
entapizan el terreno e invitan al descanso,
boscaje imponente, fresco bálsamo del campo,
el trinar de los pájaros y el agua entre las
piedras,
inmersos, acostados, abrazando los árboles,
sumergidos en el campo, placentero descanso,
olvidarse del presente y sumirse en el pasado.
GUSTAVONAR
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