CAMINO A LA VEREDA

En la falda de la cima hay un enorme riachuelo
una sima, escarpada, difícil el acceso
donde se desciende lento pisando con cuidado
restos del follaje, entre las piedras, los arbustos.

Es factible resbalarse y rodar en el abismo
descendiendo como simios pegados de bejucos,
al encuentro de la playa, del agua refrescante,
olor a tierra, a campo, llovizna penetrante
de una hermosa cascada maravilla del paisaje.

Un poema sobre el agua danzando entre las rocas
de un glacial hermoso que nos congela hasta los huesos,
sitio fresco y helado que al caminante refresca,
olor a tierra, humedad del campo bullicioso
y la alegre sinfonía de pájaros y rosas.

GUSTAVONAR
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