EL BUEN PASTOR
Hay paz en el rebaño del amado
pastor que con tus silbos amorosos
recoges las ovejas en la tarde
y vigilas sus sueños apacibles.
Atento a los aullidos de las fieras
de mañana las llamas dulcemente
y salen del redil alegremente
siguiendo tus pisadas con confianza.
Las conduces a pastos abundantes
manantiales de agua les ofreces
paciente con la oveja retrasada
con cariño la esperas y la besas.
Y cuando ella se aleja de tu lado
con premura aseguras el rebaño
y sales en su búsqueda angustiado
con esmero la buscas en el campo.
La buscas por cañadas y quebradas
los peñascos revisas con nostalgia
dónde encontraré a mi amada se pregunta
y su silbo se escucha en la hondonada.
Al fin la encuentra enferma y ultrajada
la abrasa, besa, venda sus heridas
y en su seno calor y abrigo brinda
deprisa sale con su hermosa carga.
Llegando al redil la entra en el rebaño
le da agua y alimento con sus manos,
ofrécele cobijo en su costado
y un banquete celebra con su pueblo.
Vengan todos alégrense conmigo
porque he hallado mi oveja predilecta
por quien he estado en vela sin descanso
he encontrado mi oveja descarriada.
GUSTAVONAR
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