EL BUEN PASTOR

EL BUEN PASTOR

Hay paz en el rebaño del amado

pastor que con tus silbos amorosos

recoges las ovejas en la tarde

y vigilas sus sueños apacibles.

Atento a los aullidos de las fieras

de mañana las llamas dulcemente

y salen del redil alegremente

siguiendo tus pisadas con confianza.

Las conduces a pastos abundantes

manantiales de agua les ofreces

 paciente con la oveja retrasada

con cariño la esperas y la besas.

Y cuando ella se aleja de tu lado

con premura aseguras el rebaño

y sales en su búsqueda angustiado

con esmero la buscas en el campo.


La buscas por cañadas y quebradas

los peñascos revisas con nostalgia

dónde encontraré a mi amada se pregunta

y su silbo se escucha en la hondonada.

Al fin la encuentra enferma y ultrajada

la abrasa, besa, venda sus heridas

y en su seno calor y abrigo  brinda

deprisa sale con su hermosa carga.

Llegando al redil la entra en el rebaño

le da agua y alimento con sus manos,

ofrécele  cobijo en su costado

y un banquete celebra con su pueblo.

Vengan todos alégrense conmigo

porque he hallado mi oveja predilecta

por quien he estado en vela sin descanso

he encontrado mi oveja descarriada.

GUSTAVONAR

SE FUE

La razón para vivir ya no existe
su portal lúgubre y abandonado
se ha marchado el amor de mis amores
triste miro su ventanal cerrado.

Agradable gavina deslumbrante
no se escucha ya de tu risa el eco,
terminó su alegría desbordante
con la vida del cantarín amante

yo recuerdo su rostro refinado
su sonrisa, deseos de cariño,
el aspecto de su rostro dichoso
en mis sueños sin hallarlo escudriño .

Para siempre feneció,  se ha perdido
el divino ser que he  amado en secreto,
ha encontrado mi amante su camino
y quedaron solo muchos recuerdos.

GUSTAVONAR