EL VERDADERO AMOR

EL AMOR A SI MISMO ES LA CLAVE DEL AMOR
Cuentan que Narciso al ver su imagen reflejada en el agua se enamoró de sí mismo, y cuando le preguntaron a Jesús sobre el principal mandamiento, éste respondió: “ama a Dios sobre todas las cosas y ama a tu prójimo como te amas a ti mismo”. Pienso que podríamos invertir este mandamiento del amor, empezando por el amor así mismo; para poder amar al prójimo y solo entonces podemos decir que amamos a Dios.
El amor así mismo, implica aceptación de la persona en todas y cada una de sus circunstancias; recordemos que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, aquí radica nuestra dignidad como personas humanas; somos imagen del Creador, una obra de arte de sus manos, cada uno de nosotros fue ideado por Dios desde la eternidad; Él es quien nos ha deseado desde siempre, lo que quiere decir que nos ha amado desde antes de ser concebidos en el seno materno, y nos ama no porque seamos buenos; sino porque somos su creación y además también, Dios nos ha constituido hijos en su propio Hijo, nos ama con nuestras virtudes y con nuestros defectos; no necesitamos ser buenos para que nos ame, el nos ama porque si, su amor es incondicional, hasta el extremo de enviar a su propio Hijo para que fuera quien, nos mostrara su amor y nos enseñara su rostro misericordioso, un amor oblativo que ofrece a su propio Hijo por amor al género humano, y nos invita a llamarlo y reconocerlo como nuestro Padre.
Es precisamente de esta certeza del amor de Dios, que debe surgir el amor que nos debemos tener a nosotros mismos: que nos debe llevar a la aceptación de nuestra persona tal como somos, Dios no nos pide que cambiemos para amarnos, el nos ama así, dejémonos amar por Él.
Cuando nosotros estamos inconformes con lo que somos, cuando no aceptamos nuestra realidad incluso de pecado, cuando deseamos cambiar algún aspecto de nuestra vida, o de nuestro cuerpo que no nos gusta, no nos amamos a nosotros mismos; porque estamos inconformes con lo que somos y esto nos causa infelicidad y nos lleva a evadir nuestra propia realidad y a buscar la felicidad en el placer, el poder, o el tener, que a la larga nos van a causar emociones placenteras; pero efímeras, que nos dejarán vacios que no se pueden llenar, causándonos infelicidad. Solo quien se ama así mismo, puede amar al hermano ya que este amor debe partir de la aceptación del otro tal cual él es, sin pretender cambiarlo; nuestro amor debe ser semejante al amor de Dios; el cual nos ama sin condiciones y nos acepta tal como somos, también debe ser un amor oblativo sin esperar nada a cambio, cuando el ser humano logre lo anterior, puede decir que ama a semejanza de Dios y que puede amar a Dios sobre todas las cosas.
GUSTAVONAR
gustavonar1.blogspot.com